Científico-divulgador: ¿se nace o se hace?

por Victoria Mendizábal para BioForum

Albert EinsteinDesde aquel primer gran divulgador de la historia encarnado en Galileo Galilei, hasta personajes más recientes como Carl Sagan o Jacques Cousteau, cuando pensamos en los científicos que promueven el diálogo con el gran público, seguramente advertimos en ellos su profunda vocación por comunicar aquello sobre lo que investigan.

Sin duda, la influencia de estos personajes icónicos de la infancia de cualquiera que creció entre finales de los 70 y principios de los 80, ha sido -en muchos casos- decisiva a la hora de elegir una vocación científica.

¿Quién no se planteó seriamente alguna vez estudiar Biología Marina, cautivado por las extraordinarias dotes de Cousteau para enseñarnos todo acerca del mar, o no soñó con dedicarse a la Astronomía o la Astrofísica mientras seguía, capítulo a capítulo, las aventuras que nos presentaba Sagan en su mítico Cosmos?

Ya en una relación espacio-temporal más cercana, tenemos versiones actuales y locales de científicos-divulgadores como Adrián Paenza, el hombre que se permitió sacar a las matemáticas de su clásico lugar de cuco de la escuela, o a un Diego Golombek que con su personaje de Proyecto G nos invita a pensar los experimentos como actividades que pueden estar al alcance de cualquiera.

De más no está decir que se trata de personas con habilidades innatas -y también aprendidas luego de un intenso ejercicio cotidiano- para hacer llegar el conocimiento científico al público de a pie, mediante un lenguaje claro, cercano e incluso en clave de entretenimiento.

Ahora bien, ¿se trata de personajes tan únicos e irrepetibles que hay que clonar para que puedan dar abasto con sus innumerables proyectos divulgativos y estar aquí y allá al mismo tiempo, o uno podría pensar que es posible lograr que cualquier científico adecuadamente entrenado podría obtener resultados similares?

Desde mi punto de vista, la respuesta es clara: cualquier científico puede hacerlo –y bien- si de verdad está lo suficientemente motivado (y formado quizás).  

De la vocación a la profesionalización

Es cierto que cuando hablamos de Cousteau, Sagan, Paenza o Golombek hablamos de individuos sobresalientes por su capacidad de comunicar y por su inmensa vocación de llegar al gran público. Sin embargo, en mi opinión, no hace falta portar los genes de estos auténticos monstruos de la divulgación para poder comunicar lo que se hace en el laboratorio de manera clara, efectiva y amena.

Si tuviera los medios, uno bien podría plantearse la tarea de formar a todos los científicos en actividad para que sean capaces de hacer esto, si es que creyese que existe algún buen motivo para hacerlo. Podría darles, además, las herramientas y canales para que puedan hacerlo como parte de una política pública.

Esto es lo que hoy está empezando a pasar en el mundo.

En la última década, tanto sociedades científicas de larga trayectoria como la Royal Society o la American Association for the Advancement of Science (AAAS), o agencias de financiamiento como la National Science Foundation (NSF) han hecho un llamamiento a incrementar el diálogo entre los científicos y el público.

Promover una interacción efectiva entre científicos y el público general no podría ser más oportuno y pertinente. El sector de investigación está permanentemente produciendo hallazgos científicos que no sólo contribuyen al avance de nuestro conocimiento acerca del mundo, sino que además tienen el potencial de transformar las sociedades y la vida de las personas, planteando -en muchos casos- conflictos y dilemas que generan intensos debates en la esfera pública.

Estos nuevos escenarios, hoy posibles o en construcción, rozan cada vez con mayor fuerza los límites éticos y han propiciado la aparición de nuevos actores sociales que reclaman participación en las decisiones -tanto individuales como colectivas- vinculadas al desarrollo tecno-científico. Pacientes que reclaman autonomía, consumidores que luchan por sus derechos, ciudadanos que demandan mayor participación en la formulación de políticas públicas como el desarrollo de la energía nuclear, la megaminería o la expansión de las fronteras agrícolas, habitantes del planeta que quieren heredar a sus hijos los mismos recursos que recibieron.

Por otro lado, el progreso científico resulta central en muchos de los principales retos de nuestras sociedades: hacer frente al cambio climático, responder a la creciente demanda mundial de alimentos, enfrentar los desafíos de los nuevos usos y aplicaciones de la biomedicina, fomentar el desarrollo de estilos de vida sustentables.

Es claro que compartiendo sus conocimientos acerca del mundo natural, los científicos pueden ayudar al público en la toma de decisiones, tanto individuales como colectivas, acerca de problemáticas complejas. De modo similar, el público puede enriquecer la práctica científica ofreciendo perspectivas novedosas, contribuyendo en la sintonía fina de la investigación actual o estimulando nuevas líneas de investigación.

¿Más trabajo a cambio de nada?

Y me dirás, ¿por qué un científico debería invertir su escaso y precioso tiempo en comunicarse con alguien más que no fueran sus pares? De acuerdo. Es importante que el conocimiento científico llegue a la población y todo eso, pero ¿no están para eso los periodistas especializados?

Quizás pienses que la única buena razón para comunicarse con el público es tener ganas de hacerlo y que no tenés muchas ganas, ni mucho tiempo, o que no sabés cómo, ni te interesa aprenderlo. Que nadie te lo va a agradecer y mucho menos reconocer a la hora de solicitar tu ascenso en la carrera del investigador.

¿Cómo vivís esto del auge de la comunicación de la ciencia? ¿Te sentís dentro o fuera? La idea de llegar al público con lo que hacés cada día en el laboratorio, ¿te seduce un poco o te da pánico escénico? ¿Acaso ya lo probaste y tuviste una muy mala experiencia? ¿O me equivoco y sos de los que ya disfrutaron animándose a encarar alguna actividad de divulgación científica?

Te aliento a que dejes tu comentario compartiendo tus impresiones y experiencia en este espacio.

¡Aquí te espero!

Victoria MendizábalSoy Victoria Mendizábal. Bióloga y Dra. en Farmacología por la Universidad de Buenos Aires. Fui becaria doctoral del CONICET en Argentina, Postdoc en el laboratorio de Neurofarmacología de la Universidad Pompeu Fabra en España. No me iba mal como científica, al contrario. Llegué a ser investigadora adjunta del CONICET con menos de 35. Pero un día decidí dejar los experimentos controlados ya que empecé a sentirme más cómoda y útil en esto de hacer llegar el conocimiento científico a la sociedad. No quiero que dejes la mesada, si no es tu deseo. Al contrario, espero poder convencerte de lo importante que es esto de la comunicación social de la ciencia, sin dejar de ser científico o científica.

Contacto: victoria.e.mendizabal@gmail.com

23 comentarios en “Científico-divulgador: ¿se nace o se hace?

  1. Desde mi experiencia, empecé biología porque quería ir a estudiar las ballenas con una amiga cada 6 meses a Puerto Madryn! Lo que son las cosas! Y de ahí a acabar en la neurociencia de las imágenes, casi nada! 🙂
    Más trabajo a cambio de nada? es la excusa perfecta para los científicos sordos al deber de la divulgación (toma ya!). Yo diría que más trabajo a cambio de mucho… pero hasta que no te atreves a explicar tu pequeño microcosmos al resto…no sabes lo que gratifica.
    Las políticas para incentivar la divulgación científica son necesarias, a pesar de que a la mayoría les de pereza.
    Besazo!

  2. Gracias, Lupe! O sea que fuiste de las que se inspiró en los viajes de Cousteau al fondo del mar y acabaste estudiando conexiones entre neuronas… vaya!
    En qué te gratifica realizar actividades de divulgación científica? Podrías contarnos un poco más acerca de tu experiencia?

  3. Muy interesante.

    Por partes, Costeau o Sagan o Neil de Grasse Tyson son grandes científicos y grandes comunicadores, dotados de un carisma que o se tiene o no se tiene. Capaces de divulgar en televisión, por escrito y en charlas. Esa capacidad está al alcance de muy pocos, no es sólo cuestión de técnica y tablas: o se tiene gancho o no se tiene.

    Ahora bien, hay muchísimos científicos que pueden aprender por ejemplo a escribir buenos posts de divulgación siguiendo unas pautas y practicando mucho o a dar charlas amenas o a escribir en un periódico. Algunos darán bien en televisión y otros mejor en radio… pero muy muy pocos podrán hacerlo todo bien.

    Se puede aprender a divulgar. A emocionar no se aprende, se lleva dentro.

  4. Claro como el agua, Molinos. Muchas gracias por tu aporte. La verdad es que sí, en todo en la vida hay dos maneras de hacer las cosas: haciéndolas bien o además emocionando. Totalmente de acuerdo.

    Claro está también que no se les puede pedir a los científicos que emocionen, pero sí que sean capaces de contar lo que hacen de una clara, precisa y amena. Es posible aprender eso, como es posible aprender a hacer buenos experimentos, no?

  5. La cosmovisión científica constituye una de las formas de observar y entender el entorno, forma que nos permitió comprender las causas de fenómenos naturales y transformar el ambiente a través de las diferentes tecnologías desarrolladas; motivo por cual y en el marco de la complejidad de los problemas globales, la promoción de la alfabetización científica de la población debería ser una política de Estado que además contribuya a la participación social en la elección de modelos y posibles alternativas de solución; siendo imprescindible para optimizar el debate, el disponer de los conocimientos sobre los principios científicos y teorías actualmente aceptadas y su correspondiente evolución.

  6. Gracias Jorge por tu acertado comentario. Acuerdo totalmente en que el Estado debería fomentar el desarrollo de una nueva cultura científica basada en la participación, obviamente informada. Esto es particularmente necesario para los ejemplos a los que te referís vinculados a la transformación del ambiente, pero creo necesario ampliarlo a otros campos como el de las tecnologías médicas.

    En este proceso, la participación de quienes producen nuevos conocimientos, los científicos, resulta fundamental. Por eso creo que también el Estado debería generar políticas públicas que favorezcan la participación de estos científicos. Brindando formación para que aprendan a comunicarse de manera más efectiva, pero también valorando las tareas de divulgación a la hora de evaluar informes de beca, de carrera, etc. Si las actividades de divulgación siguen siendo vocacionales, vamos muy mal. Sólo quienes estén verdaderamente motivados lo harán y con eso no nos alcanza!

    Por otra parte, queremos escuchar otras voces! No sólo los grandes científicos consagrados deberían poder «darse el lujo» de divulgar, también los investigadores en otras instancias de su carrera científica tienen muchísimo que aportar al debate.

    Seguimos!

  7. El debate es interesante y necesario y estoy totalmente de acuerdo con el comentario de molinos (;-) es que ya nos conocemos…). Cuando hablamos de divulgación, la emoción es fundamental para que el mensaje llegue. El científico que no puede emocionar (en algún grado) mejor que no divulgue. No importaba tanto lo que Sagan, Costeau o Tyson dijeran… uno se quedaba extasiado. Esa es la fuerza del mensaje. La gran mayoría de los divulgadores actuales se centra en el contenido y no en la forma y eso es un error terrible. Ese mensaje no llegará a nadie.

    Otra cosa. No planteemos las cosas en términos binarios «se nace O se hace». Los grandes divulgadores son una buena combinación de características innatas (carisma) y formación (técnicas de comunicación). El buen divulgador «nace Y se hace».

    Finalmente, no creo que podamos pretender que todos los científicos divulguen; ni creo (en realidad estoy absolutamente seguro) que todos puedan hacerlo. Además, para los pocos que quieren, pueden y saben hacerlo, es necesario implementar políticas de evaluación que premien e incentiven este tipo de actividad.

    Y no olvidemos nunca que para que la comunicación sea efectiva, tiene que ser primero afectiva.

  8. Cierto Gustavo! Comunicación sin emoción… nada de nada. Y más de acuerdo aún estoy con esto de que no se trata de que haya que optar por una o por la otra. Al contrario, creo que ambos condimentos son absolutamente necesarios. Claro que el talento natural ayuda y mucho, pero no creo que sea suficiente tampoco.

    Con respecto a que todos los científicos divulguen, creo que depende de lo que estemos hablando y del nivel del que estemos hablando. Por supuesto, no todos los científicos podrían tener un programa de tele como Cosmos, tampoco lo quisiera yo como espectadora! ja

    Hay infinidad de formatos (charlas, cafés científicos, experimentos en vivo, debates, además de los clásicos medios de comunicación) y canales para comunicar y creo que sí, cualquier científico medianamente profesional en su campo debe ser capaz de explicar lo que hace… a mi me da que si no es capaz de hacerlo hay algo de su trabajo que no está entendiendo.

    La comunicación es una parte esencial del la ciencia. Se imaginan a un científico que no sea capaz de explicar a sus pares lo que hizo en su laboratorio en un seminario o en un paper? La comunicación de cara a la sociedad implica otros mecanismos y herramientas pero bien podría pensarse como una continuidad: desde explicar el experimento a un colega de la misma disciplina, saliendo de la propia disciplina a un Congreso interdisciplinar y de ahí afuera del ámbito académico. Para mi, el que no es capaz de explicarle lo que hace a su mamá… a mi no me convence como científico, pero es una opinión. Obviamente, de ahí a emocionar a multitudes… sólo unos pocos. Pero mínimamente un científico puede y debe saber explicarle lo que hace a la sociedad de manera clara y concisa.

    Esto se está poniendo lindo!!

  9. Seria muy interesante que los organismos que evaluan a los cientificos tuviesen en cuenta, o quizas requieran, algun tipo de trabajo de divulgacion cientifica. Hoy en dia el trabajo de divulgacion no cuenta mas que cualquier trabajo de voluntariado en cualquier area. Pero la realiudad es que el impacto a largo plazo para la ciencia es super importante.

    • Totalmente de acuerdo Fabián! La verdad es que mientras no se cambie esta idea de que divulgación es sinónimo de «voluntariado» (y sea evaluada como tal), nada va a cambiar demasiado.

      No se trata sólo de «devolverle» a la sociedad el esfuerzo de financiamiento que hace a través de sus impuestos en el caso de la investigación pública. Como vos decís, el impacto a mediano y largo plazo de estas actividades puede ser vital para la propia sostenibilidad del sistema científico.

      Por sólo poner algunos ejemplos: si cada vez menos jóvenes se interesan por estudiar carreras científicas, quiénes serán los recambios generacionales de los actuales científicos en actividad? Cómo se obtendrá apoyo social en aquellas áreas que presentan cierta controversia (hoy en día casi ninguna está libre de ello) si no se abre un debate con los distintos sectores de la sociedad?

      Desde esta perspectiva, la comunicación pública de la ciencia resulta una actividad estratégica en la que está más que claro que los científicos deben participar activamente y que desde las políticas públicas se debería incentivar con algo más que un casillero de divulgación en los informes de desempeño.

    • Sí, existen varias publicaciones dedicadas a la divulgación. Desde la clásica «Ciencia hoy» (http://cienciahoy.org.ar/) o Exactamente (http://revistaexactamente.exactas.uba.ar/), por sólo poner unos ejemplos, se dedican a divulgar investigaciones científicas, generalmente locales.

      Sin embargo, la vía de la revista de divulgación es sólo un canal mediante el cual los científicos pueden difundir su trabajo.

      Cuando hablamos de comunicación pública de la ciencia, hablamos de revistas de divulgación, medios de comunicación masivos o redes sociales, pero también de otro tipo de actividades como las exposiciones, los ciclos de conferencias y debates, los cafés científicos, los experimentos en vivo en el ámbito de ferias y exposiciones, teatro científico y un sinnúmero de etcéteras.

      Creo que sacarnos esta idea de que sólo se puede comunicar a través de un artículo de divulgación o mediante los medios de comunicación tradicionales es fundamental para que cada investigador descubra cuál es la plataforma, canal, formato o herramienta con la que se siente más cómodo y en la que resulta más eficaz e interesante como comunicador.

  10. Hola,
    Muy interesante todos los comentarios. Creo que cada vez más la divulgación científica se transforma en una necesidad, desde el momento que cada vez más nuestra vida cotidiana es afectada por los avances de la ciencia o de sus consecuencias y que requiere que tomemos decisiones al respecto. Mal se pueden tomar si no se tiene idea de que se trata.

    En este sentido desde 2013, con el Grupo de Investigación en Genética Aplicada del Instituto de Biología Subtropical (CONICET-UNaM) y de la FCEQyN de la UNaM, hacemos el Café Científico Posadas (https://www.facebook.com/cafeciencia) donde tratamos los temas más diversos. No nos consideramos divulgadores natos, al contrario, comenzamos con experiencia cero y vamos aprendiendo, lo que tambien nos ayuda en la dinámica diaria del laboratorio.

    El café se desarrolla en el Centro Artístico Mandové Pedrozo de la ciudad de Posadas, que en lugar de butacas posee mesas y un servicio de cantina, brindando un ambiente cálido e informal que invita a la conversación. El día y horario no es un tema menor en la organización. Los mismos se realizan un viernes al mes a partir de las 21.30 hs que se extienden más allá de las 24 hs.

    Hasta el momento, la experiencia ha sido fabulosa y demuestra el interés de la gente en involucrarse en este tipo de charlas. La gran participación de la gente, con más de 100 personas de promedio por evento, muchas de ellas que no provienen del ambiente científico y con un rango de edades que van desde estudiantes de escuela secundaria hasta mayores de 70 años, hacen al Café Científico Posadas una excelente plataforma de divulgación. Por otro lado la organización involucra el trabajo coordinado de investigadores y becarios en distintos estadíos de sus carreras, que investigan y exploran nuevas formas de comunicación efectivas que significan un aprendizaje continuo en un área que no suele estar cubierta en las carreras científicas.

    Si andan por Posadas, no duden en averiguar si hay noche de Café, o a contactarse con nosotros para intercambiar experiencias y propuestas.

    Saludos!

    • Qué bueno lo que contás, Julián! Muchas gracias por compartir la experiencia! Desde ya que me encantaría darme una vuelta por posadas alguno de esos viernes…

      Por propia experiencia, adhiero en un 100% con esto de que el formato (mesas en lugar de butacas), incluso el espacio (salir del laboratorio o del centro de investigación) y la hora son cruciales. Incluso funciona muy bien armar ciclos de cafés científicos en ámbitos culturales, artísticos o vecinales que ya tienen un público y están funcionando con otros fines (Bibliotecas públicas, organizaciones vecinales, grupos de estudio, etc). Es interesante ver cómo las personas que ya se conocían compartiendo un espacio para unos fines, descubren diferencias o coincidencias que no imaginaban cuando se empiezan a conocer hablando de otros temas.

      Asimismo, muchas veces se autodenominan «cafés científicos» a esquemas de comunicación más parecidos a charlas/conferencias de científicos estrella que siguen «dando cátedra» en lugar de incentivar el diálogo. No es que esté mal, incluso puede ser muy entretenido y divertido, pero no lo encuentro realmente participativo. Claro que sí es mucho más difícil de lograr…

      Saludos!

  11. Hola a todos. Por lo que veo, más o menos todos los participantes están de acuerdo en líneas generales. Me parece muy interesante lo del café científico y necesito verlo funcionar para poder ver su «efectividad» (por darle un nombre). Pero parece ser una linda idea llevada a la práctica «por el voluntariado». Esto es muy meritorio para los realizadores, pero quizás no sea lo ideal, por los motivos ya expuestos arriba.
    Creo que sería algo bueno generar desde las instituciones científicas algún compromiso de los científicos en participar divulgando. No sé cuales podrían ser los mecanismos. La obligación no sería una buena idea, pues nadie entusiasma si está haciendo algo por obligación. Pero quizás si se incorporan herramientas de comunicación, donde ya durante algún momento de la carrera, sea como materia optativa, o que sume para el doctorado, o alguna otra manera que seguramente se le ocurrirá a alguien, digo, los científicos o futuros científicos experimenten talleres de divulgación en las distintas modalidades y formatos, esto entusiasme al científico (a un porcentaje al menos) para hacer que nazcan, se creen, se inventen focos o centros de divulgación científica que apunten a toda la población, y quizás parcializando destinatarios. Me refiero que podría haber una divulgación dirigidas a niños, otra a estudiantes secundarios, docentes secundarios y otra para público en general. Porque uno detecta mucha curiosidad en niños que se va perdiendo en el secundario, donde seguramente las «fallas educativas» terminan alejando a esos chicos de las ciencias para convertirla en una cosa rara y difícil en la vida de adulto.
    Bueno, espero que este foro vaya sumando opiniones y que aparezcan ideas para llevar a la práctica la divulgación científica.
    Saludos

    • Gracias Rubén! Muy interesante lo que comentás con respecto a motivar a los científicos para que incorporen esto de la divulgación a su tarea diaria sin que sea vista como una obligación impuesta desde las instituciones científicas.

      Sí creo que es una buena idea empezar dando los espacios. En algunas universidades existen materias de grado en donde se inicia a los futuros científicos en esto de la comunicación. Por ejemplo, en la carrera de Biología de la Universidad Pompeu Fabra funciona como una optativa y bastante requerida por cierto.

      También es interesante lo que comentás con respecto a los diversos públicos. Siempre se habla de «la sociedad» como gran masa de público, pero creo que es bueno segmentar y pensar en estrategias para cada grupo.

      Gran verdad lo de la pérdida de la curiosidad con la escolarización… pero creo que eso bien da para un debate entero!!

      Adhiero totalmente al deseo de que este espacio se convierta en un foro de intercambio de experiencias que puedan inspirar a quienes se dejen inspirar… y por qué no, para que los más escépticos empiecen a preguntarse: ¿será posible, necesario e incluso divertido esto de la comunicación?

      Saludos!

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  14. Hola a todos, me parece muy interesante el debate que plantean. Soy chileno y trabajo en USA haciendo investigacion (disculpen la ausencia de tildes) y los quisiera felicitar por la creacion de este blog. Por mi parte, creo que hay un apredizaje en la forma de como presentar nuestro trabajo a personas que no son cientificas… recuerdo cuando hice una presentacion para estudianter de colegio de 16-18 anios y al final de la presentacion les pedi que me dieran feedback de la presentacion. Lo que escuche no fue muy alentador, me dijeron que era muy complicado, que quizas podria explicarlo de forma mas facil, etc. Aunque no lo crean, no reutilise slides de otras presentaciones y de hecho practique lo que diria!! pensando en hablar de forma sencilla y entendible para ellos. El principal problema fue que mi realidad estaba desconectada de la realidad de ellos, su background y sus intereses. Esa experiencia me ensenio muchas cosas, que incluso me han servido a mejorar mis presentaciones en circulos cientificos. En base a esta experiencia creo que hay gente que tiene un talento innato para encantar al publico y comunicar el mensaje… otros (como yo) tenemos mas dificultades, pero al igual que los experimentos en el meson, la practica hace al maestro.
    Dicho eso, quisiera agregar un factor que creo no ha sido considerado en esta discusion: el interes de la gente. No se como es en Argentina, pero en Chile y USA la mayoria de la gente pone mayor interes en otras cosas, podriamos decir farandula, deportes, etc. No intento decir que son intereses que no merecen atencion, cada uno usa su tiempo como quiere… pero de que forma creen que podriamos aumentar el interes de la gente por la ciencia?? pienso que si el receptor del mensaje no quiere escuchar o simplemente prefiere escuchar otro mensaje, hay poco que podamos hacer para mejorar la comunicacion…
    Gracias por la creacion de este espacio de discusion,
    saludos!

    • Hola Luis, muchas gracias por tus comentarios y aportes al debate.

      Creo que das en el clavo cuando decís que «al igual que los experimentos en el mesón, la práctica hace al maestro». A la hora de divulgar los resultados de las investigaciones, la práctica es esencial. También me parece importante lo que decís con respecto a que la práctica de comunicar al público no especialista te da «cancha» cuando se trata de comunicar para la comunidad científica. Es que las habilidades de comunicación son las mismas en uno u otro caso. Lo que cambia es el enfoque, el objetivo, el público al que te dirigís en esa comunicación. Por eso, sostengo que comunicar lo que uno hace en el laboratorio podría pensarse como una continuidad.

      En cuanto a tu pregunta acerca del interés del público en Argentina, te diría que es igual en todas partes. Al menos, eso dicen los estudios de percepción. Sin embargo, lo que también dicen es que depende cómo se estudie el interés. Por ejemplo, se ha visto que cuando a la gente se le pregunta si le interesa la ciencia y la tecnología, un 80% aproximadamente responde que sí, que le interesa. Entonces los estudiosos de estos temas hablan del famoso «déficil de información científica». Hay interés, pero falta información.

      En mi opinión, es un problema de enfoque, (como vos mismo contabas en tu relato), de ponerse en el lugar de nuestro público, hablarle de lo que les interesa, de sus inquietudes. De hecho, también es interesante el dato de una institución estadounidense que estudia este tipo de cuestiones (http://www.pewresearch.org/) cuando dice que si se trata de búsquedas específicas de información científico-médica más del 90% de los encuestados lo hace en internet. Esto, desde mi punto de vista, indica que el interés existe, pero que la gente busca aquello que le interesa dentro del universo de información que inunda las redes. Se trata de pensar en la comunicación como un ida y vuelta y no como una información que queremos «transmitir» como si se tratara de una inyección de conocimiento.

      Saludos a mis amigos de Chile!

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  16. Muy buen tópico Victoria!
    En cuanto a si científico-divulgador se nace o se hace yo creo que tiene sus matices… Con esto me refiero a que todos pueden divulgar con el correcto entrenamiento y capacitación pero creo que un divulgador ejemplar, como son los casos que nombraste, tiene una forma de conectarse con la gente, dependiendo del ámbito, que lo destaca del resto y a mi entender esa habilidad para explicar temas complejos es algo con lo que se nace.
    En mi experiencia en particular pude trabajar como expositor en tecnopolis exponiendo diversos temas mientras cursaba la carrera de Biología y fue una experiencia que me encantó y me brindó una «cintura» increíble al momento de expresarme. Pude notar el cambio hasta en los finales orales que tuve que rendir en la facultad para los cuales antes me ponía muy nervioso y después de haber divulgado no tanto. Es decir, esos nervios estaban más ligados a lo dificultoso de expresar un tema científico para que el otro lo entienda que a la falta de conocimiento, y eso que en este caso la persona que tenia delante mio era un profesional en el tema.
    Asi como a mi me aportó en muchos aspectos esa experiencia en divulgación también sé de casos de compañeros que no pudieron «aflorar» sus capacidades en divulgación y seguían explicando de la misma manera abstracta y monótona de antes, no se si era por falta de voluntad o porque no nacieron con ese toque especial para llegarle a la gente.
    Gracias por tu aporte a la divulgación, sé que es un cambio grande y espero poder en un futuro hacer un poquito de las 2 cosas, por ahora me capacito más en lo cientifico.
    Saludos!

    • Hola Ariel!

      Muchas gracias por compartir tu experiencia y reflexiones en este foro.

      Claramente, el planteo «se hace o se nace» es una provocación. Como en todo en la vida, existe un talento natural y habilidades que se desarrollan y mejoran con la ejercitación. Cuando tenés las dos cosas, evidentemente, destacás sobre el resto.

      En tal sentido, no todos quienes se dedican a «científicos» hacen experimentos brillantes ni ganan el premio Nobel. Lo mismo pasa con la divulgación.

      Lo que intento transmitir en esta serie de posts es que así como hay habilidades mínimas que se requieren para ser hacer experimentos (no digo brillantes, sino simplemente válidos) también existen unas habilidades de comunicación mínimas que es indispensable desarrollar para ser científico/a.

      Por supuesto, hay quienes tienen una predisposición mayor para sortear las barreras de adaptabilidad que implica enfrentarse a un público desconocido.

      Además, como bien señalás existe un «pánico escénico» que cualquiera que haya dado un examen (sobre todo oral) ha experimentado.

      La comunicación de la investigación no escapa a estos fenómenos.

      La seguimos!
      Un saludo,
      Victoria

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