“Si no comunicas, es como si el experimento nunca se hubiese hecho, es como entrenar duro para no jugar el partido”.

Por Victoria Mendizábal para Bioforum

Eduardo VillablancaChileno, hijo de médico, niño inventor y casi basquetbolista profesional, Eduardo Villablanca llega a ser científico gracias a una curiosa serie de casualidades y la influencia decisiva de su padre.  

Atraído por la posibilidad de “estudiar para manipular los genes” en una nueva carrera que comienza a dictarse en la Universidad de Chile a mediados de los años noventa, Eduardo hace un recorrido más o menos tradicional en la formación de un científico. Tesis de grado en un laboratorio de prestigio en su Chile natal, estancias en el exterior en Francia e Italia mientras termina su doctorado y, finalmente, un posdoctorado en EEUU donde acaba de consolidarse como un científico con proyección internacional.

Sin embargo, Eduardo aún no regresa a su país. Las condiciones no están dadas para repatriar a este cerebro que se fugó hace ya mucho tiempo. Aunque vea con cierto optimismo lo que está pasando en Chile en materia científica y le encantaría regresar para contribuir con un proyecto ambicioso, considera que aún no es el momento.

Mientras tanto, hace sus aportaciones desde el prestigioso Instituto Karolinska en Suecia, donde desde noviembre de 2014 ha iniciado con éxito su propio laboratorio de investigación. Allí trabaja junto a un nutrido equipo de científicos de diversas procedencias con el sueño de avanzar en la comprensión del sistema inmune y crear terapias para enfermedades como la colitis ulcerosa y el cáncer colorectal.

El poder de la comunicación de la ciencia

En esta primera entrevista para “Vidas con ciencia”, Eduardo Villablanca nos habla de todo lo que un científico de hoy “debería” estar hablando para estar en sintonía con una visión de la ciencia que ya vino para quedarse. Una ciencia que excede ampliamente los límites del mundo académico. La idea de que la ciencia es un pilar fundamental para el desarrollo de los países. La importancia del científico como mentor y fuente de inspiración para las nuevas generaciones. El valor de la ciencia como un espacio de conocimiento que abre las puertas a la experiencia de la diversidad y de la multiculturalidad. La importancia de las actividades de divulgación científica de cara a la sociedad. Incluso, es muy claro en su posición con respecto a las desafortunadas declaraciones del premio Nobel Tim Hunt acerca del papel perturbador de las mujeres en el ámbito del laboratorio.

Hasta aquí nada que casi ningún otro científico con un fuerte rol de liderazgo defienda, independientemente de si es un mero discurso o si también se sustenta en los hechos.

Sin embargo, hay algo que sí llama la atención en el planteo de este científico y es su firme creencia de que sin comunicación de los resultados de la investigación no hay ciencia y de que la ciencia avanza a partir de la comunicación con los pares pero en diálogo fluido con otras disciplinas científicas. Nuestro entrevistado está convencido de que si un científico no desarrolla habilidades de comunicación, no tiene verdaderas chances de desarrollarse como científico.

Su carrera es un claro ejemplo de aquello que predica. Tan importante es la comunicación de la ciencia más allá de los límites del laboratorio que de no ser por ella, Eduardo no sería hoy quien es.

“Si no comunicas, es como si el experimento nunca se hubiese hecho, es como entrenar duro para no jugar el partido”, explica Eduardo. Y la metáfora deportiva no es pura coincidencia. Eduardo hubiera sido un jugador de básquet de no haber sido por la genética y la fatalidad, pero por sobre todo no hubiese sido científico de no existir la comunicación pública de la ciencia.

¿Se imaginan si el experimento de que dio como resultado a Dolly, la primera oveja clonada a partir de una célula adulta de la historia, no hubiera tenido la repercusión mediática que tuvo?  ¿Si la Universidad de Chile no hubiera dado publicidad a su nueva carrera, o si el padre de Eduardo no hubiera tenido una clara vocación de divulgar? Seguramente, Eduardo no hubiera sido científico.

VM: Eduardo, ¿qué es la ciencia para vos?

EV: Es cultura, conocimiento, educación, pasión, progreso, economía, es la base de la tecnología del mañana, es una piedra angular de las sociedades desarrolladas. Por ejemplo, un laboratorio de investigación puede producir un tesista que luego hace un MBA y crea un par de empresas exitosas (economía), otro estudiante de doctorado que se dedica a las comunicaciones (cultura), otro que enseña en la universidad (educación), otro que participa en generar políticas para la comunidad (progreso) otro que inventa un nuevo método de extracción de metales (tecnología) y otros que inspiran (pasión). La ciencia genera conocimiento (como lo dice su significado) y la formación de un científico genera una persona con capacidad de razonar, con criterio y metódica; profesionales que pueden triunfar en diversas áreas. Lamentablemente en nuestros países no se percibe de esa manera.

VM: ¿Cómo influyó tu historia familiar en la elección de la profesión?

EV: Mi padre es médico, y siempre me ayudo a satisfacer mi curiosidad. Por ejemplo, me llevó a gastroscopias para ver el interior de una persona viva. Mi padre influyó mucho para que no sea médico y una de sus frases típicas fue “si quieres ganar dinero con la medicina, estudia leyes”. Con  esto, y a modo de broma, ejemplificaba lo difícil que se estaba poniendo la profesión.

Por otro lado, me enseñó que cuando el trabajo apasiona, ya no es un trabajo. Mi padre también me permitió viajar y de ahí me enamoré del mundo. La ciencia es una profesión que requiere mucha dedicación y nos paga con la posibilidad de viajar y conocer culturas muy diversas. Tuve la suerte que mi padre me encendiera la mecha y luego me dejara descubrir por mí mismo.

VM: ¿Cuál es tu primer recuerdo vinculado a la ciencia?

EV: Me encantaba inventar cosas y recuerdo que invente un lápiz con un motor que escribía haciendo espirales. En el colegio me pedían que hiciera más para comprarlos! Pero sin duda, una cosa que me dejo una huella fue ver en televisión el nacimiento de la oveja Dolly…el hecho de que se pudiera clonar un ser vivo me fascinó.

VM: ¿Cuándo pensaste por primera vez en ser científico?

EV: Yo quería ser basquetbolista profesional hasta que cumplí 17 años. Mi metro 72 de estatura y una lesión de tobillo me convencieron que debía estudiar algo. Así, entre mi padre, la oveja Dolly y la publicidad de una nueva Carrera en la Universidad de Chile, con el nombre de Ingeniería en Biotecnología Molecular, me decidí a estudiar para manipular genes. No entré a la Universidad con la idea de ser el científico que soy hoy, eso se dio con el tiempo.

La ciencia en carne propia

Para Eduardo, el hecho de que el profesor Miguel Allende lo aceptara en su laboratorio para realizar un master, fue uno de los momentos que cambió el rumbo de su vida. Su paso por el laboratorio de Allende le enseñó definitivamente a disfrutar de la ciencia. “A pesar de las frustraciones –admite- ser científico es disfrutar de la vida y el trabajo”.

También de la mano de su mentor, tuvo la posibilidad de ir por tres meses a Francia, una experiencia tan determinante que marcó los siguientes pasos en su carrera en el extranjero. “Ahí me enamoré de las culturas diferentes a la mía”, recuerda. Después vinieron la estancia en Italia, donde según nos cuenta conoció gente increíble que lo ayudó a desarrollarse también como persona, y el doctorado con Rodrigo Mora, una experiencia que lo ayudó a crecer como un científico de calidad internacional.

Pero si de hitos en la historia de nuestro entrevistado se trata, sin duda, fue una conferencia en Japón la que marcó su rumbo personal. “Ahí conocí a mi mujer, también científica, y la madre de mi hija”

Para Eduardo, el lugar donde cada uno desarrolle su carrera científica es determinante no sólo a la hora de avanzar en el conocimiento sino también de poder, por ejemplo, compatibilizar la vida profesional con la vida familiar.

 VM: ¿Creés que la coincidencia con tu mujer es una ventaja o una desventaja a la hora de construir una familia? 

EV: Mi mujer es científica pero ahora trabaja fuera de la academia. En esto hay ventajas como por ejemplo que ella entiende lo raros que somos los científicos. Entiende lo que hago y los problemas asociados a hacer ciencia. La desventaja podría estar cuando en una pareja de científicos, ambos son obsesivos con la investigación y luego no hay tiempo para nada que no sea investigación…ese no es mi caso.

De todas maneras, creo que es más determinante la sociedad en la que se está. En otras palabras, si la sociedad permite a los dos hacer ciencia y tener familia, todo es posible. Luego hay sociedades que requieren que uno esté en casa: los “daycares” son muy caros o no dan facilidades como el postnatal. Si se vive en este tipo de sociedades, habrá que hacer un poco de malabarismos para seguir adelante.

VM: ¿Qué significado tiene ser hombre y científico en el mundo de hoy?

EV: El mismo que tiene ser mujer científico, al menos en Suecia. Me explico: acá en Suecia el postnatal se puede dividir entre el padre y la madre, e incluso lo puede tomar el padre en su totalidad. De esta manera, formar familia no es un sacrificio para la mujer. Creo que sí hubo muchas dificultades para una mujer en el pasado pero esas brechas se han ido acortando. Incluso, comentarios tan desafortunados como los del premio Nobel Tim Hunt, generan polémica pero finalmente ayudan a crear conciencia. Hay que experimentar el huracán para crear medidas protectivas. Desde donde estoy, no veo gran diferencia entre un hombre o una mujer en ciencias.

VM: ¿Cómo es vivir en Suecia y trabajar en el Karolinska?

Suecia es un país que te da muchos beneficios. Por ejemplo, a mí me pagan mensual porque tengo una hija. El Karolinska es una universidad médica con más de 200 años de historia. Tiene los mismos años que Chile ya que fue fundada el 1810! Es una universidad con mucha tradición y protocolo. En el Karolinska está el grupo de científicos que elige los premios Nobel. En los últimos tiempos, decidió recuperar su lugar en la ciencia mundial y competir con grandes potencias, por ello ha invertido mucho reclutando científicos de todo el mundo e importando tecnología de punta. Estoy orgulloso de ser parte de esta institución!

Por otro lado, los suecos son honestos y se ponen contentos cuando te va bien, por lo que es agradable tratar con gente en la que puedes confiar. A esto se suma que es un país meritocrático y tolerante hacia la diversidad. Me siento muy cómodo acá.

VM: ¿Cómo está formado tu grupo de investigación? 

 EV: Comencé mi laboratorio oficialmente el primero de Noviembre del año pasado. En estos momentos tengo un postdoc de Brasil, otro de la India, una estudiante de doctorado de Italia, una asistente de investigación de España, una estudiante de Master de Alemania y en un mes comienzo a buscar otro postdoc para que se nos una. Es un grupo muy entretenido y se llevan todos bastante bien! Además hacemos cosas variadas, trabajamos en bioinformática analizando RNA-seq data, trabajamos en cómo las células se movilizan en el cuerpo para desarrollar funciones específicas. Un postdoc trabaja con el pez zebra para encontrar moléculas pequeñas que sirvan de fármacos para complicaciones en el intestino. Tratamos de entender como el sistema inmune controla la composición de bacterias con las que habitamos (microbiota), por lo que las reuniones de grupos son muy variadas e interactivas.

VM: ¿Volverías a vivir en Chile? ¿En qué caso?

EV: Aunque extraño mucho vivir en Chile, lo veo muy difícil. Tiene que ser una propuesta importante con un proyecto ambicioso. Me encantaría contribuir de un modo importante con mi país…por ahora, espero contribuir desde afuera.

Más allá de la caja de Petri

 Eduardo es muy categórico en cuanto a sus definiciones con respecto al papel de la comunicación para la ciencia y los científicos. “Para ser un buen científico se requieren ciertas virtudes, como por ejemplo, ser metódico, escéptico, curioso o paciente. Pero si no se tiene la capacidad de comunicar la propia investigación de manera escrita u oral, las posibilidades de triunfar en este tedioso camino, son prácticamente nulas”, escribía hace un tiempo atrás en su blog nuestro entrevistado.

En la era de los científicos audiovisuales, no basta con saber escribir papers o proyectos de investigación para obtener financiamiento. «La composición del discurso oral y su exposición ante un auditorio son esenciales para  transmitir nuestros descubrimientos y de esta manera generar lazos científicos (por ejemplo, alumnos y colaboradores), exponer nuestra investigación a las críticas de nuestros colegas y obtener ideas para mejorar/perfeccionar nuestra investigación”.

Eduardo es absolutamente consciente de que micrófonos y cámaras son cada vez más frecuentes a la hora de explicar una investigación a los medios de comunicación o en charlas y conferencias multitudinarias como las del fenómeno TED. Sabe muy bien que el producto de estas comunicaciones “será visto por miles de personas en diferentes lugares del globo”, lo que representa una gran oportunidad para dar a conocer una investigación.

Así, no llama la atención que durante su doctorado haya sido uno de los organizadores de la primera edición de un evento que hoy ya tiene reconocimiento internacional y articula la red más grande de estudiantes, investigadores, profesionales y emprendedores chilenos en el extranjero. “Encuentros” comenzó en la ciudad de Dresden (Alemania) en 2006, cuando un grupo de estudiantes doctorales –entre los que se encontraba Eduardo- decidió organizar una conferencia dirigida a chilenos que estaban en el exterior con el objetivo de crear una plataforma de colaboración. “Sin duda, se trata de una oportunidad muy importante para la difusión de nuestro trabajo”, comenta Eduardo.

VM: ¿Qué tan importante es el papel de la comunicación de la propia investigación?

EV: Creo que la comunicación de las ciencias juega un papel primordial en el desarrollo de un científico y en el avance de las ciencias. Como un músico debe saber leer partituras, nosotros debemos saber cómo comunicar.

En general, soy un apasionado de lo que hago y creo ciegamente en los beneficios que la investigación biomédica provee a la salud. Sería una lástima que la información que producimos quedara solo en manos de científicos y/o gente especializada. Por ello, apenas tengo la oportunidad intento comunicar, inspirar y entretener a la comunidad.

Por otro lado, creo que a veces estamos tan inmersos en nuestro trabajo, en el cual nos especializamos día a día, y no nos damos cuenta de que nos transformamos en un experto a nivel mundial de nuestras materias. Difundiendo, comunicando, compartiendo tu investigación a diferentes niveles te ayuda para darte cuenta de que los científicos somos referentes para la comunidad. Si no comunicas, es como si el experimento nunca se hubiese hecho, es como entrenar duro para no jugar el partido.

VM: Eduardo, ¿dirías que existe una responsabilidad social de los científicos? ¿Cuál sería desde tu punto de vista?

EV: Sí que existe. La sociedad nos provee el dinero para generar recursos y hacer nuestra ciencia. Nosotros contribuimos a la sociedad generando el conocimiento que hace falta. Nuestra responsabilidad es realizar ciencia de manera honesta y rigurosa para que nuestros conocimientos puedan algún día aplicarse para el bien de la sociedad. A corto plazo, mi responsabilidad es comunicar a la sociedad sobre nuestro trabajo. Nuestra responsabilidad también es educar a las nuevas generaciones, no solo en ciencia, sino también en ética, vida, trabajo, etc.

VM: ¿Cuál es el papel de la ciencia y la tecnología en el desarrollo de países emergentes como los nuestros? ¿Cómo ves las políticas que se están implementando en este sentido?

EV: Son pilares importantísimos en el desarrollo de una nación. La ciencia y la tecnología generan conocimiento, cultura, innovación, capacitación, masa crítica. Es cosa de ver a los países que fueron emergentes algunas décadas atrás y la fuerte inversión que hicieron en ciencias. El gran problema para los políticos es que es una inversión a largo plazo…por lo que los votos serán para las nuevas generaciones.

Pero aun así, veo con optimismo lo que está pasando en Chile. A diferencia de Argentina, nosotros no tenemos un ministerio de Ciencia y Tecnología, al menos ahora lo anunciaron, y esto es sin duda un avance.

VM: ¿Qué pensás del impulso que se le está dando a la investigación traslacional y a la transferencia de ciencia y tecnología más allá de la investigación fundamental?

EV: Es algo positivo. A veces nos sumergimos en nuestras preguntas y no vemos claramente que nuestros descubrimientos son aplicables a las soluciones de los problemas de la sociedad. Estos “impulsos”, ayudan a ver más allá de nuestra placa de petri y nos abren un poco nuestro campo de visión.

El futuro será siempre apasionante

Inconformista, ambicioso, entusiasta, así es nuestro entrevistado. A tal punto busca hacer de su vida en lugar amplio, expansivo y entretenido que no se conforma con la clásica respuesta, ni siquiera a la hora de contarnos qué le gusta hacer cuando no está en el laboratorio.

EV: Podría responder que me gusta cocinar, correr y estar con mi familia (que es verdad) pero es un poco aburrido como respuesta. Me gustaría leerme todos los libros que tengo acumulados en la mesa de noche, me gustaría viajar por lugares totalmente diferentes, me gustaría recorrer bares buscando bandas de Jazz. Me gusto insertarme y ser parte de culturas diferentes (viví en Francia, Italia, USA y ahora en Suecia), me gusto conocer gente en los trenes y conferencias, me gusto viajar solo por Camboya.

La misma pasión con la que vive su vida cotidiana, quiere llevarla a su laboratorio. Todo el optimismo con el que ve las posibilidades de la ciencia, lo proyecta hacia un futuro para el que sólo ve oportunidades y escenarios fascinantes.

VM: ¿Cómo resumirías el micromundo de tu ciencia si tuvieras que explicárselo a los no iniciados? ¿A dónde te gustaría llegar con tus investigaciones?

EV: Aspiro a entender cómo el sistema inmune que habita en nuestro intestino puede diferenciar a una bacteria buena de una bacteria que nos quiere hacer daño, y de esta manera protegernos de los malos y convivir con los buenos. Cómo el sistema inmune en el intestino, cambia y aprende cosas nuevas, dependiendo de la comida que ingerimos. Quiero visualizar al nivel de «celula única» la células del sistema inmune y cómo cambian en respuesta del mundo exterior (comida, infecciones etc.). Todos estos procesos, al funcionar de una forma anómala, pueden causar inflamaciones crónicas en el intestino, que son enfermedades muy graves y de difícil convivencia.

Mi ambición es contribuir substancialmente con el entendimiento de nuestro sistema inmune y lograr crear terapias para enfermedades como la colitis ulcerosa y/o cáncer colorectal.

VM: ¿Cuál es tu principal motivación como científico?

EV: Aportar con conocimiento clave para entender un fenómeno importante. También me motiva muchísimo formar gente, el hecho de recibir un(a) estudiante de doctorado y ver como en 4-5 años es una persona totalmente diferente a la que llego, una persona formada científicamente. Me motiva poder sentirme orgulloso de ese mini científico que ayudé a crecer!

VM: ¿Cómo te imaginás el futuro?

EV: El futuro será siempre apasionante. Me imagino que no necesitaremos estar en el mismo lugar físico para hacer un experimento, así como ahora no lo necesitamos para tener una reunión. Me imagino que podremos consumir información en un abrir y cerrar de ojos, quizás en la forma de una pastilla. Me imagino que tendremos las herramientas para ver lo que no podemos ver ahora. Por ejemplo, cerca del 95% de las bacterias no son cultivables, ahora con los avances de secuenciación, podemos analizar a groso modo la totalidad de las bacterias en cualquier superficie. Imagina que no conocemos más del 95% de nuestro universo, y cuando podamos ver el resto de lo que conocemos, ¿qué encontraremos?

2 comentarios en ““Si no comunicas, es como si el experimento nunca se hubiese hecho, es como entrenar duro para no jugar el partido”.

  1. Me pareció excelente la nota, deja en claro lo que en este foro venimos hablando hace rato, de nada sirve al cientifico vivir en un eppendorf, hay que salir y comunicar, porque de nada sirve un resultado si se cajonea, o si queda solo en un paper que llega a un grupo selecto de personas… Afortunadamente hoy nos encontramos frente a una revoluciòn del cientifico, donde muchos de los erferentes son tambièn excelentes «comunicologos» lo que inspira tambien a la nueva generación de cientificos, a querer llegar mas allà de pubmed…

    • Gracias Yesie! Me encantó lo de que de nada sirve «vivir en el eppendorf»!! Y también me dejó pensando eso de los resultados cajoneados… cuántos resultados quedan en el cajón porque no se ajustan a lo esperado, o porque es difícil explicarlos porque no se ajustan a la literatura mainstream o porque simplemente son negativos, no? Estoy segura que a todos nos ha pasado alguna vez (por lo menos)… Y en ese caso, sí que no es una linda (y acertada metáfora) aquello de «si no lo comunicás es como si el experimento nunca se hubiese hecho», es LITERAL.
      Me gustó mucho entrevistar a Eduardo porque precisamente es de los pocos científicos que conozco que VEN y HACEN la ciencia con esa filosofía.
      Seguimos!!

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